18.6.11

Tiempo sin reloj.


..estaban girando en círculos. Él comenzaba a marearse, no estaba seguro si por las vueltas vertiginosas o la sonrisa arrebatadora de ella. Lo que fuera que fuese, lo estaba dejando sin aliento. Rozarla a ella era como rozar la felicidad, agarrarla de la mano y no tener ganas de soltarla jamás. Y el aroma a bizcocho recién sacado del horno embriagaba el aire. Y ella reía, arrugando su pequeña nariz y achinando los ojos, como una niña pequeña. Él comienza a sentirse ligero, tropieza, la arrastra tras de sí, y tras unos segundos de confusión, gravedades indescifrables, acaban tirados en el suelo riendo a carcajadas, liberados..
Entre risas, sus ojos se encuentran y las respiraciones se cortan de golpe. Un escalofrío inesperado los envuelve a los dos, una atracción electizante, los pelos de punta, las sonrisas congeladas, y la distancia se acorta de golpe, y los labios se juntan, las lenguas se lamen y las sonrisas se ensanchan. Ruedan abrazados, los latidos no se atienen a razones, los relojes pierden las horas y las explicaciones se vuelven extrañamente innecesarias.