26.12.11

Huele a invierno, al fin..

En cuanto pisó la calle lo sintió.. Ese olor, que hacía mucho había olvidado, se le coló en los pulmones, provocando esa sensación que antes le había sido tan familiar. Y sonrió al reconocerlo, se sintió reconfortada por ese frío invernal, envuelta por fin en aquel aire espeso del que antaño estuvo enamorada.  
Se ajustó el cuello del abrigo y apresuró el paso, sin mirar atrás, sin darse tiempo a arrepentirse. El tráfico nocturno era escaso, aún así, todo parecía ir a su favor. El verde de los semáforos le sonreía a su paso, instándola a seguir la marcha. Se tocó el bolsillo para asegurarse de que seguía allí, el billete de no retorno y el traqueteo de las ruedas de la maleta la reconfortaron.
Pensó una vez más en todo lo que dejaba atrás, una vida acomodada, sin altercados.. Aburrida, como le soltó su hermana. Aquella pequeña diablilla sabía meter el dedo en la llaga, y Clara, al fin, supo interpretar las señales y se dispuso a hacer todo aquello con lo que soñó en su juventud. Procedía, por fin, a enseñarle los dientes al mundo, a desgarrarse toda aquella piel putrefacta que le colgaba, como el tiempo perdido que arrastraba tras de sí.